"Sigue a tu corazón pero lleva contigo a tu cerebro" Alfred Adler
En general, hablamos de pareja cuando nos referimos a una relación significativa, consensuada, con cierta estabilidad en el tiempo, y en la que destaca el amor unido a la intimidad física y psicológica (Caillé, 1992).
La pareja supone contrastes y variaciones que pretenden la estabilidad. La pareja siempre es mucho más que la suma de sus partes. Las dinámicas que genera son tan ricas que no pueden explicarse en base a un simple efecto sumativo o interactivo. Uno más uno son tres... A pesar de esta riqueza, o quizás debido a ella, las parejas pueden llegar a resentirse por múltiples razones. Uno de los muchos modos de reconstruir y rehabilitar una relación, es que la pareja comparta tiempo de calidad. Para hacer esto siempre debe buscarse un sano equilibrio entre el tiempo individual y el tiempo en común. La importancia del tiempo en pareja
El tiempo individual es bueno y absolutamente necesario. Favorece la independencia, el auto-conocimiento y permite adquirir experiencias que más tarde podrán compartirse con la pareja y, así, enriquecerse el uno al otro. Además, determinadas actividades en soledad pueden ayudar a liberar posibles causas de estrés o malestar.
El tiempo en común fortalece el vínculo y favorece el que la confianza y el conocimiento del otro crezca. Asimismo, sin tiempo en común de calidad, no existirá una intimidad saludable entre ambos miembros de la pareja. Hablamos aquí de intimidad en su sentido más genérico y preferentemente psicológico, no sólo haciendo referencia a la intimidad física.
La intimidad debe funcionar de manera recíproca. Es decir, debe servir para que ambos miembros de la pareja se sientan comprendidos, apoyados, queridos y deseados. Sin intimidad no existirá vínculo ni conexión emocional posible. Encontramos intimidad cuando existen cosas como:
· Deseos de compartir (p.e. tiempo, ocio, relaciones sociales significativas, aspectos materiales, etc.)
· Deseo de promover el bienestar y de cuidar al otro
· Apoyo emocional recíproco y ayuda incondicional
· Comunicación sincera
· Conocimiento mutuo
· Respeto
· Felicidad con la cercanía del otro o con su simple evocación
Así, la intimidad implica la sensación de apoyo "incondicional", el saber que "tenemos al otro a nuestro lado". Esto nos aporta un profundo bienestar en los momentos difíciles y nos hace sentir más capaces de enfrentarnos a situaciones adversas. Aunque la intimidad emocional es más propia de las relaciones de pareja o de familia, también la podemos encontrar en relaciones de amistad.
6 sencillas ideas para potenciar la unión y la complicidad en la pareja
1. Empezar una actividad nueva juntos. Para potenciar el efecto de esta estrategia, tendría que tratarse, preferiblemente, de alguna actividad que ninguno de los dos miembros de la pareja haya realizado antes. De este modo, ambos parten de un nivel inicial similar, tanto en relación a las competencias, como al interés. Por ejemplo: apuntarse a yoga, a clases de danza, a deportes que puedan realizarse en pareja (p.e. tenis, pádel, etc.).
2. Buscar actividades placenteras y relajantes que susciten un interés común. Asociar el tiempo en pareja a actividades placenteras y no sólo a las rutinas y obligaciones cotidianas es clave para mantener el tono afectivo positivo y reforzar la complicidad. Podrían incluirse en esta lista tantas actividades como parejas existen, pues las cosas que pueden hacer felices a dos personas son muy variadas: ir a un spa, montar a caballo, visitar museos, escribir algo juntos, realizar tareas comunitarias o prosociales, coleccionar objetos, cocinar, etc.
3. Realizar actividades al aire libre. Pasear, montar en bici, organizar excursiones o hacer senderismo, etc. Cualquier excusa es buena para respirar aire puro y desintoxicarse de los escenarios cotidianos que, con mucha frecuencia, nos recuerdan todas las cosas pendientes por hacer, el estrés del día a día, etc.
4. Planificar escapadas románticas. Es importante permitirse con cierta regularidad el planear o incluso improvisar, finales de semana románticos con la pareja. De este modo, reavivamos el deseo y hacemos sentir valorada y querida a la otra persona. Y si no es posible escaparse, planificar cenas románticas en casa también es una buena alternativa.
5. Disfrutar de una comunicación sana y abierta. Tan importante como hacer cosas y evadirse, es centrarse en el otro y dedicarle el tiempo que necesite. Hablar es compartir, es darse a conocer, explorar, profundizar, es crear, es aprender de uno mismo y de los demás… Es una actividad muy enriquecedora que debe ser practicada porque favorece la cohesión con la pareja. Si existen problemas en este ámbito, es uno de los primeros aspectos a mejorar porque de él dependen muchos otros. A veces una buena idea para conversar puede ser leer un libro o ver una peli en pareja y discutirlo.
6. Disfrutar del hogar. Nuestra casa debería ser un espacio de seguridad y de descanso. De disfrute y de acogimiento. Así pues, es importante poner especial empeño en que esto sea así para nosotros, y para nuestra pareja.
En definitiva, no existen recetas universales para mantener a las parejas unidas durante toda la vida. Sin embargo, un ingrediente fundamental es el tiempo de calidad en común. Estar pendiente de las necesidades de nuestra pareja a la vez que de las nuestras propias es clave. Para ello, y como dijo Antoine de Saint-Exupery, amar no es mirarse el uno al otro; es mirar juntos en la misma dirección.
Referencias
Caillé, Ph. (1992). Uno más uno son tres: la pareja revelada a sí misma. Barcelona: Paidós Ibérica.
Queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total y o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento.
Comments